sábado, 3 de diciembre de 2016

2do 8va. Período de orientación y evaluación

PRIMER TRABAJO

NOTA PREELIMINAR: Para todas las consignas de escritura es imperiosa una redacción fluida, que respete pausas necesarias, que no abunde en repeticiones.
Para lograrla podés ponerte como objetivo:
a- HACER ORACIONES BREVES
b-NO REPETIR CONSTANTEMENTE VOCABULARIO, PARA ASÍ NO CAER EN REDUNDANCIAS
c- MANTENER UNA COHERENCIA TEMPORAL, PARA ESO ES NECESARIO NARRAR SÓLO EN UNA LÍNEA DE TIEMPO, PRESENTE, PASADO O FUTURO. SI  HUBIERA UN SALTO DE TIEMPO SÍ PODRÍA JUSTIFICARSE EL CAMBIO.
d- USO Y ABUSO DEL DICCIONARIO TODAS LAS VECES QUE TE RESULTE NECESARIO.

LA REDACCIÓN LOGRADA DE LOS TRABAJOS CONSTITUIRÁ UN 70 POR CIENTO DE SUS NOTAS. DÉNLE LA IMPORTANCIA QUE SE MERECE.

1) Leé los textos 'El cautivo' de Borges y 'Continuidad de los parques' de Cortázar, los podés encontrar en este mismo blog, en la entrada "2do 8va. Período de orientación y evaluación. textos".

2) Narrá desde el punto de vista del cautivo las sensaciones que recorrieron su cuerpo, su memoria y sus sentimientos al momento de encontrar el cuchillito escondido. Texto en 1ra persona. 20 líneas.

3) Sos el sillón de terciopelo verde, irónicamente, debés contar desde tu punto de vista, tu relación con el lector, con su mujer, con los momentos de lectura y de ocio de ambos, qué cosas percibías de la pareja antes de lo narrado en el cuento y otras cosas que quieras incluir. texto en 1ra persona, 25 líneas.

ENTREGA VÍA E-MAIL: HASTA EL 4/12/16 A LAS 12 PM.-


SEGUNDO TRABAJO

1) Leé el 'Monólogo del Bien' y 'Monólogo dle mal' de Augusto Monterroso. Podés encontrarlos en la sección "2do 8va. Período de orientación y evaluación. textos" de este mismo blog.

2) Componé en 30 líneas un 'Monólogo de la Injusticia'. El mismo debe contener diálogos  y una descripción espacial.

3) Componé en 20 líneas el pensamiento del Azar (sí, vos sos la voz del Azar), así como en el 'Monólogo del Bien' el Bien expresa su propio pensar.

2do 8va. Período de orientación y evaluación. textos


Continuidad de los parques

[Cuento - Texto completo.]
Julio Cortázar


Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.


El cautivo

[Minicuento - Texto completo.]
Jorge Luis Borges


En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podía ser su hijo. Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró la puerta, como sin entenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo.
Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa.
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Textos de Augusto Monterroso:

Monólogo del Mal.

Un día el Mal se encontró frente a frente con el Bien y estuvo a punto de tragárselo para acabar de una buena vez con aquella disputa ridícula; pero al verlo tan chico el Mal pensó:
"Esto no puede ser más que una emboscada; pues si yo ahora me trago al Bien, que se ve tan débil, la gente va a pensar que hice mal, y yo me encogeré tanto de vergüenza que el Bien no despreciará la oportunidad y me tragará a mí, con la diferencia de que entonces la gente pensará que él si hizo bien, pues es difícil sacarla de sus moldes mentales consistentes en que lo que hace el Bien está bien y lo que hace el Mal está mal."
Y así el Bien se salvó una vez más.

Monólogo del Bien.

"La cosas no son tan simples", pensaba aquella tarde el Bien, "como creen algunos niños y la mayoría de los adultos."
"Todos saben que en ciertas ocasiones yo me oculto detrás del del Mal, como cuando te enfermas y no puedes tomar un avión y el avión se cae y no se salva ni Dios; y que a veces, por lo contrario, el Mal se esconde detrás de mí, como aquel día en que el hipócrita Abel se hizo matar por su hermano Caín para que éste quedara mal con todo el mundo y no pudiera reponerse jamás."
"La cosas no son tan simples"-



viernes, 2 de diciembre de 2016

3ro 5ta. PERÍODO DE ORIENTACIÓN Y EVALUACIÓN

PRIMER TRABAJO

1) Leé ul texto 'Hoy temprano' de Pedro Mairal.

http://pedromairal.blogspot.com.ar/2007/03/hoy-temprano.html

2) Componé un texto en primera persona en que procedas como el narrador de Mairal: un niño, un joven, un hombre,  la misma persona, que comienza su relato  en su niñez y termina en su presente.
La escritura puede ser biográfica o imaginaria. El texto debe tener 30 líneas en Times New Roman 12 e interlineado 1 y medio.

RECUERDEN: oraciones breves, no repetir vocabulario evitando caer en redundancias, mantener una línea de tiempo coherente, en el presente, o en el pasado, o en el futuro, no todos los tiempos mezclados.-

SEGUNDO TRABAJO

1) Leé 'Ester Primavera' de Roberto Arlt.

2) Sos Ester y debés narrar tu visión de los hechos, respecto del micromundo del cuento de Arlt. 25 LÍNEAS.

3) Componé un texto en el que alguno de los internos de la historia describa un día en el hospicio. 20 líneas.

TERCER TRABAJO

1) Leé 'La fiesta ajena' de Liliana Heker

http://www.me.gov.ar/construccion/recursos/cuentos/heker-lafiestaajena.pdf

2) Elegí un personaje SECUNDARIO y justificá con creces el porqué de tu elección. Tus argumentos deben anclarse en el cuento de Heker. 20 líneas.

3) Escribí una carta a una amiga imaginaria en que Rosaura habla en tono íntimo de la desilusión atravesada en el cumpleaños de Luciana. En la carta debe hablar fundamentalmente de Inés y de su propia madre.  30 líneas.

SE RECIBEN LOS TRABAJOS HASTA EL 10-12-16 A LAS 11 AM.

CUARTO TRABAJO

1) Luego de leer 'El jorobadito' de Roberto Arlt, escribí un texto en el que fundamentes punto por punto los aspectos que consideres positivos y negativos del relato, teniendo en cuenta las variables que solemos observar en una narración cualquiera: narrador, escenarios, personajes, intriga o suspenso, remate final, comienzo, conflicto, etc. 15 líneas mínimo.

2) Narración en tercera persona. Elegí a cualquiera de tus compañeros de clase y describílo física y psicológicamente-vale aclarar, por las dudas, con respeto y buen tino-, es decir, usá tu lenguaje para lograr un buen retrato de su imagen y de su personalidad. Extensión mínima: 25 líneas.

3) Narrá en primera persona una anécdota autobiográfica que te resulte interesante, divertida, terrible o inolvidable. Al contarla por escrito tratá de obtener un texto con suspenso para el lector, en el que uno (es decir, yo, la profesora, y/ o acaso alguno de los compañeros) pueda engancharse y tenga ganas de seguir leyendo. Mínimo: 30 líneas.-