... a partir del trabajo de fragmentos de Diario de Adán y Eva de Mark Twain han surgido los siguientes textos en 3ro 5ta
MONÓLOGO DE ADÁN (TP n°10)
Por Brian Páez Reyes:
Hoy es un nuevo día, desperté y noté que el cielo estaba obscuro y cubierto de algo gris medio blanco, , ok, voy a comenzar a ponerle nombre a los animales.
Hace frío pero nada va a detener mi trabajo. Esto me da un poco de miedo: ruidos muy fuertes se escuchan en el cielo, más fuertes que los de un grito o rugido y ahora cae agua del cielo, el fuerte sonido sigue apareciendo cada tanto. Me refugié en una cueva, ¡un frío tengo!¡estoy re mojado! Sh sh sh sh, se escuha fuera de la cueva mientras el agua cae del cielo. Lluvia le voy a decir a este extraño suceso de que el agua cae del cielo.
Me quedé dormido y la lluvia ya se acabó. Salgo y me encuentro con todo el jardín lleno de pequeñas lagunas, la tierra toda mojada, blandita, resbalosa, casi me caigo al caminar. Por lo menos hoy apareció el sol y esa cosa gris es fue del cielo. Qué cosa interesante lo que hace la lluvia. Bueno, mejor me voy a comer algo y después a trabajar.
Por Tomás Piñeiro:
Acabo de llegar a la
tierra. Todo es tan tranquilo, tan… qué linda es la sensación de tocar el suelo
con los pies.
Acabo de llegar y lo
que más me extraña es saber qué hago yo acá, por qué estoy yo solo, junto a
tantos animales, algunos tan tiernos, tan buenos, tan felices y otros tan malvados
como ese bicho que vuela. Me encantaría ponerle un nombre, a partir de ahora te
vas a llamar ‘abeja’, espero no verte tan seguido por acá, no quiero que me
piques de nuevo.
Otra cosa muy rara
que noté al llegar es esa esfera roja que me ilumina. Al pasar el tiempo este
día se va poniendo oscuro, quiero seguir explorando, pero al parecer no voy a
poder ya que tengo mucho sueño y no veo nada a mi alrededor.
Al despertar me sentí
más raro aún, nunca había escuchado tantos sonidos, tampoco imaginé esta tranquilidad,
creo que voy a poder acostumbrarme a esto de estar solo junto a esta cantidad
de naturaleza.
por Nahuel Cari
MI PRIMER DÍA en la tierra prometida... Dios, mi Creador, me ha dicho que soy la primera criatura llamada 'ser humano' que pisa este lugar y me ha llamado, además, Adán.
Mi propósito es aún desconocido, así que voy a tardar en encontrarlo.
Mientras vago por estas bellas tierras, contemplo cada cosa que veo, criaturas muy diferentes a mí,terrenos rocosos, árboles, agua... todo me parece extraordinario. Entonces me vuelvo a preguntar: -¿qué hago aquí?-, miro al cielo, a las nubes, al sol... esperando una señal, una respuesta.
Hace exactamente 5 horas soy consciente de lo que ocurre a mi alrededor y entonces siento una sensación molesta dentro de mi estómago y la boca seca, recuerdo así las palabras de mi creador: -Adán, en tu vida vas a tener necesidades, y vas a tener que hallar la forma de satisfacerlas-. Inmediatamente recordé cómo una de las pequeñas criaturas trepaba a un árbol en busca de lo que parecía ser un alimento, una fruta.
Busqué algún árbol que tuviera una de esas frutas pero no encontré ninguno. Caminé y caminé, a tal punto que no podía más, entonces lo vi, un gran árbol muy distinto a los que ya había visto, poseía muchos frutos color rojo. Casi sin pensarlo lo trepé, sentí el viento, la brisa golpear en mi cuerpo, mi cara, como si buscara detenerme. En ese momento surgió él, mi creador, entre las nubes, por primera vez experimenté el temor, se lo veía furioso, yo no entendía qué estaba sucediendo. Me explicó que la fruta que estaba por ingerir era una fruta prohibida, bajo ninguna circunstancia debía comerla. Le hice caso y bajé del árbol. Por mi obediencia mi creador me obsequió fruta y algo que no tenía idea de que era alimento, carne. Finalmente me explicó cómo saciar el hambre y la sed. Pero mi propósito en estas tierras es aún desconocido. Ahora no me queda más que seguir explorando este lugar y esperar que algún día llegue mi propósito.
...a partir de la lectura de El siglo XX de Marcelo Birmajer, surgieron los siguientes textos:
MI PRIMER DÍA en la tierra prometida... Dios, mi Creador, me ha dicho que soy la primera criatura llamada 'ser humano' que pisa este lugar y me ha llamado, además, Adán.
Mi propósito es aún desconocido, así que voy a tardar en encontrarlo.
Mientras vago por estas bellas tierras, contemplo cada cosa que veo, criaturas muy diferentes a mí,terrenos rocosos, árboles, agua... todo me parece extraordinario. Entonces me vuelvo a preguntar: -¿qué hago aquí?-, miro al cielo, a las nubes, al sol... esperando una señal, una respuesta.
Hace exactamente 5 horas soy consciente de lo que ocurre a mi alrededor y entonces siento una sensación molesta dentro de mi estómago y la boca seca, recuerdo así las palabras de mi creador: -Adán, en tu vida vas a tener necesidades, y vas a tener que hallar la forma de satisfacerlas-. Inmediatamente recordé cómo una de las pequeñas criaturas trepaba a un árbol en busca de lo que parecía ser un alimento, una fruta.
Busqué algún árbol que tuviera una de esas frutas pero no encontré ninguno. Caminé y caminé, a tal punto que no podía más, entonces lo vi, un gran árbol muy distinto a los que ya había visto, poseía muchos frutos color rojo. Casi sin pensarlo lo trepé, sentí el viento, la brisa golpear en mi cuerpo, mi cara, como si buscara detenerme. En ese momento surgió él, mi creador, entre las nubes, por primera vez experimenté el temor, se lo veía furioso, yo no entendía qué estaba sucediendo. Me explicó que la fruta que estaba por ingerir era una fruta prohibida, bajo ninguna circunstancia debía comerla. Le hice caso y bajé del árbol. Por mi obediencia mi creador me obsequió fruta y algo que no tenía idea de que era alimento, carne. Finalmente me explicó cómo saciar el hambre y la sed. Pero mi propósito en estas tierras es aún desconocido. Ahora no me queda más que seguir explorando este lugar y esperar que algún día llegue mi propósito.
...a partir de la lectura de El siglo XX de Marcelo Birmajer, surgieron los siguientes textos:
de AGUSTÍN GORNO, en relación con el T.P. N° 1:
Al despertar, decidí que el mejor lugar era mi cama. Mis sueños eran oscuros pero peor aún era lo que me aguardaba fuera. Hoy cumplo 13 años y debo matar a mi mascota, mi chivo Juan. ¿Por qué elegí ese nombre? Si desde el principio sabíamos que iba a morir, qué sentido tiene. En realidad, nada lo tiene porque todas las vidas acabarán algún día. Supongo que sólo lo bauticé así por lo gracioso de su nombre. Igual de gracioso me resulta el siglo XX.
"Es muy simple", me dije a mí mismo, "me quedaré en la cama por siempre". Por fuera el cielo seguía oscuro, pensé en lavarme la cara contra el río para expiar mis sueños. Las mujeres son incapaces de dejarlos atrás, por más que se laven la cara una y otra vez, son misteriosas.
Tomé mi cuchillo, finalmente, y salí hacia la cabaña donde estaba mi chivo. Según el ritual nadie debía verme, yo debía ser invisible. Pero accidentalmente Giga, la mujer, me vio, giró la cabeza y pretendió ignorarme.
El sol, los insectos y los árboles me molestaban: no podía dejar de sentirme mal ni de pensar: "¿qué hacía Giga ahí? y ¿por qué me importaba?". Todo empeoró cuando descubrí que la cuerda que sostenía a Juan había sido cortada y el animal escapado. Sin perder un segundo, dejé un pequeño aviso a mis padres con una rama como señal y salí al bosque a buscarlo para encontrarlo finalmente despedazado por un oso.
Me acerqué a los restos para extraer la campanilla que me había regalado mi bisabuelo, sentí furia, luego tristeza y desesperación, para acabar sintiendo tan sólo indiferencia.
Ni mi destino ni mi vida me importaban, hasta que sentí unas suaves pisadas. Era Giga, venía a cumplir la misión de ayudarme, eso le permitiría convertirse en mujer. Me negué a volver con ella. Tenía que encontrar una solución.
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